Venta de Baterías

De como vendiendo baterías, una tarde me gané un beso.

Luego de trabajar mas de diez años en una fábrica de baterías, circunstancias de la vida me obligaron a cambiar de empleo y se me encargó la atención de servicio en una tienda de baterías.

El local era nuevo, no tenía mucho tiempo funcionando. No era muy conocido. No había mucha asistencia de público y por tanto la venta exigía más esfuerzo.

Cada vez que llegaba un cliente, procuraba darle la mayor información posible. La continua experiencia me hizo aprender de que había variedad de clientes. Algunos simplemente querían comparar la batería e irse. Generalmente estos consideraban cualquier explicación, como simple cháchara o floro, como decimos aquí en el Perú.

Para otros el precio era el leimotiv para la decisión de su compra y comparaban mi ofrecimiento, con lo que traían de información (la batería que yo vendía, era un poquito más cara que otras opciones). Yo afirmaba ante el cliente, la batería que le ofrezco, es de precio justo y tiene las siguientes ventajas:

-No sulfata los bornes.
-Es de reducida auto descarga.
-Gran poder de arranque.

Paro allí, porque parece como si les quisiera vender una batería para su auto.

Pero había y no pocos, clientes que deseosos escuchaban mi explicación y eso los animaba a preguntar.

Hay una experiencia en atención de servicio, que la recuerdo con mucha gratitud. Una tarde, casi al cerrar, una señorita se acercó a la caseta de venta y me indagó sobre baterías para un auto. Ella me dijo que su vehículo se había quedado "botado" por falta de batería a unas cinco cuadras. Eran ya las 6 de la tarde. El local en el que yo trabajaba, tenía un sistema de vigilancia en que el agente o "huachimán" cerraba la reja a las 6 PM...esa era su consigna.

A la señorita le entregué una batería que en mi opinión, serviría para encender su auto. Le dije que me la devuelva el día de mañana...era una batería usada de servicio, de propiedad de la empresa para la que yo trabajaba y yo era responsable de esa batería.

La señorita se sorprendió con mi ofrecimiento. Le dije, encienda su auto, vaya a casa y mañana le vendo yo una batería.

Al día siguiente, regresó ella. La acompañaba su mamá. La señorita con cierta humedad en sus ojos y la voz un tanto quebrada le dijo a su mamá:

"El es el señor, que confió en mi, sin conocerme y me prestó una batería"...al tiempo que decía esas palabras, se acercó y me dio un beso...ahora era yo, quien en la garganta sentía un calorcillo de emoción.

Saludos amigos. Dios hace amanecer para todos y ese día, algo mas que sol me alumbró la vida.