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domingo, abril 11, 2010

La Vida Te Da Sorpresas

Hola amigos lectores. Nueva licencia. Nueva oportunidad de compartir con quien se allegue por estas páginas.

La Vida Te Da Sorpresas, es como el estribillo de la canción de Ruben Blades: Pedro Navaja. La letra cuenta la historia de Pedro, aquel "guapo" de un barrio de Nueva York, quien una noche de mala racha, encontró la muerte a manos de una prostituta. Era la mujer que recorría en monótono caminar, la acera por tercera vez, ya que la noche, estaba "dura" y no había clientes para trabajar.

Recordaba esa canción, una mañana de sábado de un invierno severo aquí en Lima. Yo regresaba de una gestión fallida. Había ido a la Plaza Castañeta, al local de la RENIEC, para recoger mi DNI -documento nacional de identidad-. Regreso fallido, debido a que en días sábados no había entregas de DNI's. Eran como las 7 AM. A casa entonces.

Venía "bajando" por la Plaza San Martín, ingresé al jirón Ocoña -el Wall Street limeño-, para arribar a la calle transversal: Rufino Torrico. Hacía frio. Metí las manos en los bolsillos y sin prisa, crucé la calle. No sonreí, ni tenía el diente de oro, que iluminara la avenida.

Caminaba por Torrico y estaba a una media cuadra de la avenida Emancipación. Escucho un grito: ¡Mi cartera!. Veo pasar a toda carrera a un tipo vestido blanco, quien cruzó a prisa Torrico y seguía por Emancipación. La esquina de la iglesia de San Marcelo, no me dejó ver mas. Nuevamente el grito: ¡Mi cartera!.. ahora vi pasar a una mujer, quien era la que reclamaba por su cartera.

Yo seguía caminando por Torrico y llegaba ya a Emancipación. Una camioneta, por detrás mio, avanzó raudamente y para aprovechar la luz que ya cambiaba a ámbar, aceleró y torció hacia Emancipación.

De pronto, un tummmm. Ruido de impacto. De choque de algo contra algo. Llegué a Emancipación. Vi la camioneta detenida en medio de la pista. El chofer había "chocado" con el tipo de blanco, el corredor que se estaba llevando la cartera de la mujer.

El chofer bajó, se me ocurre para ver si había una abolladura o rotura en su vehículo. Regresó al timón. Cerro la puerta y arrancó. El tipo de blanco, avanzaba hacia la acera. Caminaba doblado de dolor. Soltó algo, que la mujer al llegar, recogió. Seguro su cartera. El tipo de blanco, se recostó sobre una pared, el golpe le dolía. La vida te da sopresas, sorpresas te da la vida... hoy no era su día, estaba en nada.

 Saludos amigos.

1 comentario:

Arturo Gómez dijo...

Hola Baterillero. Bien "piña" ese "choro". Pero que bueno que la señora haya reucperado su cartera. Saludos.