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domingo, septiembre 06, 2009


El Decamerón

Buen día amigos hoy no escribiré sobre baterías…me daré una licencia. Compartiré con ustedes, la lectura de El Decamerón, de Giovanni Bocaccio. Es un texto de cien relatos, que según la introducción del libro, se refiere a que diez jóvenes salen de Florencia, debido a que se desata una peste en la ciudad (siglo XIV). Los jóvenes, durante las diez noches, relatan un cuento cada uno.

Así es, preparaos a reir y divertiros conmigo

Hay nutrida sensualidad en los relatos. También erotismo, amor, inteligencia etc. Uno de los relatos que me impactó por su contenido es: El Halcón.

He redactado un resumen del cuento. Si se motivan, ya saben que pueden disfrutar de noventinueve relatos más. Algunos son muy cortos y otros más extensos, que bien pueden ser una novela. Aquí el relato:

El Halcón

En Florencia, vivía Federico, un joven de encopetada estirpe. El se enamoró de Juana, una dama de alcurnia, que en su tiempo era tenida por una de las mujeres más bellas y amables de Florencia.

Federico, hizo lo posible para merecer el amor de Juana. Le obsequiaba magníficos regalos, organizaba torneos en su honor, pero la dama, no le hacía caso. El joven continuó loqueando, llevando a tal punto sus prodigalidades, que sus enormes bienes se agotaron. Sólo le quedó una casa modesta en las afueras de la ciudad y un halcón excelente para la caza.

Juana casó con otro pretendiente, el cual pasado un tiempo murió, testando su fortuna a la viuda y al hijo de ambos.

Llegado el verano, la viuda decide ir al campo, a una casa, colindante con la de Federico. Merced a la vecindad, se hicieron amigos Federico y el hijo de Juana. Al muchacho le gustó tanto el ave, que le entraron ganas de poseerla, pero no se atrevía a pedirla, sabiendo que Federico, la tenía en mucha estima. El pesar de no obtener el halcón, melló su ánimo y cayó enfermo. Ya en casa, dijo: “¡Ah! Querida mamá, si pudieses obtenerme el halcón de Federico, conozco que no tardaría en restablecerme.”

Juana recordaba, que Federico la galanteaba y se había arruinado por su causa: “¿Cómo me atreveré, decía para si, a pedir ese halcón que es, según dicen, el mejor que se ha visto, y que por otra parte tanto aprecia su amo y le procura la subsistencia? ¿Seré tan irrazonable para privar de él a un gentilhombre que no tiene otro placer en el mundo?”

El niño empeoraba. Solo quería el halcón. Por último, el amor maternal triunfa la dama, se decide a visitar a Federico, e iría acompañada de otra mujer. Al llegar, se hace anunciar. Loco de contento, el dueño de casa corre presuroso a recibirla. “Señor Federico, le dice ella, vengo a este sitio para recompensaros por vuestras perdidas atenciones cuando me amabais un poco más de lo justo; la recompensa es, que yo y esta señora os venimos a pedir nos invitéis a comer.”

Para covencerla, mandó a traer las plumas, las garras
y el pico del ave.

“No recuerdo señora, contéstala el galán con dulzura y modestia, haber tenido ninguna `pérdida por culpa vuestra; muy al contrario, me habéis procurado tan grandes ventajas, que si alguna vez, se me ha reconocido algún mérito, lo debo todo a los sentimientos que supisteis inspirarme. La gracia que hoy me acordáis es tan preciosa para mi y halaga de tal suerte mi corazón, que, aunque pobre, no la trocaría por cuantos bienes he perdido.”

Dicho esto, la recibió en su casita. Nunca aquel honrado gentilhombre había sentido como ahora, los inconvenientes de la pobreza, ya que no estaba en estado de obsequiar como convenía a una persona que le era tan cara. No contaba con un real en su gaveta.

Decide hacer el sacrificio de su preciado animal y lo pone al asador. Terminada la comida, la señora Juana expresó el motivo de su visita: la cesión del halcón, para su enfermo hijo.

No pudiendo Federico satisfacer los deseos de la señora puesto que acababa de comerse lo que pedía, empezó a llorar antes de que pusiese contestar una palabra. “Señora - le dice este - desde el instante en que me apisoné de vuestros encantos, he reconocido que la fortuna me ha sido contraria en muchas cosas y no he cesado de quejarme de sus rigores; empero todos los reveses que he sufrido nada son en comparación del que me procura en este momento, pues jamás se borrará de mi alma.” “…el halcón, ya no lo poseo…” “…lo maté sin titubear, a pesar de su mérito para la caza, y os ha sido servido…”

La señora, agradeció a Federico su infinita generosidad, que ni los contratiempos ni la miseria habían logrado desterrar de su pecho. Despidiose y le dio gracias por su honradez y buenas intenciones. De regreso a casa, halló a su hijo más enfermo y tuvo el dolor de verle morir.

Pasado un tiempo, los familiares de Juana, la instaban a que se case de nuevo. Ella que quería mantenerse viuda, se acordó de la generosidad de Federico y anunció su deseo de casarse con el. Los hermanos objetaron al novio, ya que este se encontraba en la mayor miseria. Juana dijo: “lo se, mas prefiero un hombre falto de riquezas, que riquezas sin hombre”

Saludos amigos, espero sus comentarios.

Nota: El ejemplar que tengo del Decamerón, es muy antiguo. No tiene pasta y le falta la carátula y contracarátula, por lo que me es imposible citar el año de edición y la editorial.

3 comentarios:

Juan dijo...

La recopilación de cuentos es estupenda. La verdad es que el Decamerón de Boccaccio lo leí hace unos diez años y disfruté mucho su lectura. Me impresiona cómo en aquella época, con tanta censura religiosa, tanta desesperación por la peste tan terrible de 1348, sin embargo, las ganas de vivir y de disfrutar del placer y del erotismo no se apagaron. Es un libro extraordinario, como los Cuentos de Canterbury, del inglés Chaucer. Historias de infidelidades conyugales, anticlericalismo, burlas entre sexos, escenas de erotismo desenfrenado, etc. Todas estas escenas desfilan por sus páginas.
Saludos don Carlos.

mari9218 dijo...

hola el halcon a que jornada y ke cuento es ? por fa me puedes ayudar?

Carlos el Narrador dijo...

Hola, buen día mari928

El Halcón, es la historieta 9, de la Quinta Jornada.

Saludos