Un Sábado
Hola amigos de Energicentro. Hoy como el post del último viernes, escribo sobre un tema no "baterilleril". Por mi trabajo, con frecuencia debo trasladarme a través Lima, la ciudad capital. Me tocó viajar en la llamada hora punta, entre las 7 y 9 de la mañana.
Bus articulado del Metroplitano. Fuente: Wikipedia. |
La ciudad a crecido vertiginósamente. Tiene una población estimada de unos 9 millones. La demanda por transporte es una de las prioritarias necesidades de la ciudadanía. El servicio de pasajeros requiere de urgentes mejoras, para hacerlo más grato a los usuarios.
Mi experiencia del sábado se inicio, formando cola para abordar uno de los llamados Buses Metropolitanos. El gentío era abundante. La hora para muchos avanzaba y la necesidad de abordar alguna unidad, crispa los caracteres de más de un limeño. Delante mío, hacía su cola una estudiante quien portaba una maqueta de construcción. Era como un proyecto de restaurante. La construcción mostraba en sus paredes decorados con las figuras de las Líneas de Nazca.
De pronto, llegó un bus, las puertas se abrieron y allí comenzó el tumulto. Hay quienes pierden la brújula y se olvidan del otro. Simplemente lo ignoran y a empujar y pujar por abordar. Un tipo raudo y a empellones, se abrió paso. Tropezó con la chica de la maqueta y lejos de pedirle disculpas expresó: "¡Quita tu tontería!".
Reproducción de una Línea de Nazca, en parque María Reiche, distrito de Miraflores. |
Llegó un nuevo bus. Subí, también la chica de la maqueta.
Llegué a mi destino. Terminé mi trámite. Como estaba cerca del Museo de la Nación y leí que había una muestra sobre Puruchuco (Ciudadela Inca, ubicada en Lima) y El Qapaq Ñam (Red de caminos Incas), pues ingresé. Habían muchas delegaciones escolares. Disfruté de las muestras, aprendí. Los Incas, habían logrado la construcción de una extensa red de vías que comunicaban todas las zonas del extenso Tahuantinsuyo, que era como se llamaba su imperio. Los caminos cruzaban llanuras, quebradas y zonas de nevados. La ingeniería Inca, se imponía al reto de la naturaleza.
Salí del museo y me dirigí al cruce de las avenidas Javier Prado. Al llegar al paradero del bus, observo un auto blanco que se había "cruzado" (estacionado) delante de una "combi", que es el vehículo de mas abundancia en la ciudad para el transporte de pasajeros. Creo en Centroamérica el vehículo recibe el nombre de "camioneta" y en otros lugares se les llama "busetas".
Del auto blanco, bajó una señora quien airadamente le reclamaba al chofer de la combi. Ella empuñaba un bastón, que por su forma, me parecía como los que usa el personal de policía. Unos transeúntes mencionaban que el chofer de la combi había sido él agresor. Manejaba como si el fuera el único presente en la vía. El tránsito se detuvo. Claxon y reclamos abundaron. No había ningún efectivo policial.
En el auto aparte de la señora que lo conducía, viajaban una niña y una señora de edad, quien también se bajó para increpar la conducta del chofer de la combi, cuyos pasajeros desconcertados, optaron por bajarse. La combi exhibía un chasis no muy santo. Raspones y abolladuras mostraba su carrocería, de seguro signos de muchos encontronazos con otros vehículos.
El chofer con violencia, dio marcha atrás, esquivó al auto y se dio a la fuga. Oi ruido de vidrios rotos y un vehículo que a velocidad se perdía en el caótico tránsito.
Que pena la insensatez, la violencia y el irrespeto por el otro.
Quien escribió eso de: "La calle es una selva de cemento...", pues debió haber vivido experiencias como las que relato aquí.
Saludos amigos. Era algo que necesitaba contar. La historia en la urbe es dura, pero es necesario saberla para encarar la acción de mejora que nos tiene a nosotros como sus necesarios protagonistas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario