Hola amigos de Energicentro: Blog de Baterías y Energía. Blog también de crónicas que pretenden ser "energéticas". Blog de temática variada, surgido a partir del espíritu de compartir de quien escribe esta bitácora.
Víctor Humareda, fue un pintor puneño, quien gustaba de dibujar arlequines y que era devoto admirador de Marilyn Monroe y de Toulouse Lautrec. Vivió durante muchos años en una habitación del Hotel Lima, ubicado en la Av. 28 de Julio, muy cerca de "La Parada", en el distrito de La Victoria. La Parada, lugar de extremo hacinamiento y en cuyos alrededores hay manifiesta peligrosidad y violencia.
Humareda era un morador de hotel. No era pasajero, allí vivía.
Cuando trabajaba en una empresa de auto-partes, un compañero de trabajo, era admirador de Humareda. Su familia es propietaria de una extensa colección de cuadros y bocetos a carbón del afamado puneño pintor. Gracias a este compañero, conocí a Humareda y fui devoto de él.
Algunos años después, conversando sobre Humareda con un amigo librero también puneño, este me dijo: Váyase a la Av. 28 de Julio, cerca de La Parada. Vaya un sábado por la mañana. Los sábados algunos puneños se reunen, venden comida típica y recuerdan a Humareda allí donde el vivía.
Me fui a La Parada, llegué a la dirección, pero no vi comidas típicas ni tampoco a puneños reunidos en torno a la memoria del paisano pintor. Regresé donde el librero. Me dijo, vaya otra vez, de seguro este sábado algo ocurrió y no hubo reunión.
Pues llegado el otro sábado me fui. Esta vez con mas decisión de encontrar al grupo celebrante de puneños. Pregunté y repregunté en cuanto negocio había en lo que fue el Hotel Lima. Las habitaciones, habían sido trasformadas en talleres de confección y puestos de venta de ropa. Yo preguntaba por los celebrantes de Humareda. Me decían: "A Humareda, no lo conozco, debe ser nuevo. Pregunta en el segundo piso, donde hacen polos, quizás ese sea el giro de Humareda".
Recorrí hasta el cuarto piso y no encontré a quienes buscaba. Me acerqué donde un vigilante a quien pregunté por el grupo que celebraba al pintor. El me llevó hasta el segundo piso, a un pasadizo, alejado de los talleres, abrió la puerta de una habitación y me mostró el lugar donde vivió Humareda. Tuve oportunidad de conocer el atelier y a la vez casa del genio pintor. Era una estrecha habitación, con una gran ventana, que permitía el ingreso de abundante luz. Muy solícito, le vigilante me preguntaba si sabía algo del pintor. Yo le conté un breve relato y le mostré una revista con grabados de algunas de sus pinturas.
Me despedí del cicerone. Salí del edificio del ex- Horel Lima y caminé por la avenida plagada de negocios. Iba contento. Había tenido un encuentro con Victor Humareda.
Saludos amigos
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